Porque entendemos que eso es lo que necesita la educación, y si no podemos educar de esa manera preferimos dedicarnos a otras cosas porque la sociedad del mañana no necesita más de lo mismo, necesita que cada persona sea la mejor versión posible de sí misma para que pueda aportar y la sociedad progrese, y eso difícilmente te lo puede marcar una ley educativa ó una editorial que no conoce a tus niños, sus necesidades ni sus ritmos y equipos de maestros que no están ahí para el mismo fin ó que «les pagan lo mismo apruebes o no» tampoco facilitan la tarea.

Yo sí he mandado «deberes».

Si hay cosas que no tienen la oportunidad de experimentar a menos que se lo encargues como «deberes», si te cuentan que se pasan el fin de semana jugando con la tablet, si no salen con sus padres, si no conocen la biblioteca de su barrio… entonces puede ser una buena estrategia, pero nunca para reforzar ó conseguir aprendizajes, que deberían alcanzar en el aula, en casa y a los que se tengan que enfrentar solos, después de haberse pasado 7 horas sentados trabajando, eso no lo hacen ni los adultos y por tanto es muy posible que se enfrenten a esos contenidos sin ganas e incluso que acaben confundiendo conceptos al tener que hacerlo solos y por obligación en lugar de por el placer y la motivación intrínseca que produce querer conocer y descubrir.

Un ejemplo de deberes que he puesto sería el de la foto superior y sirvió como toma de contacto de buena parte de los contenidos del proyecto que estábamos trabajando.