Educación: El Informe (sin) «Prisa» en correos.
Ayer me pasé media mañana en una oficina de correos y tras observar a empleados y clientes durante más de 45 minutos llegué a la conclusión de que lo que allí ocurría podía ser tan buen indicador del nivel educativo de un país como cualquier otro y me explicaré:
Cuando hablamos de factores determinantes e influyentes del nivel educativo de un país tenemos en cuenta algunos como la productividad, la iniciativa, la anticipación, la colaboración, la empatía, la capacidad para resolver problemas, el trato humano… pues bien, todos estos factores son medibles y analizables en cualquier transacción que acontezca en una oficina de correos.
¿Qué hacemos en correos?
Pues en la mayoría de los casos acudimos a este servicio para realizar un envío o recogida de una carta o paquete, algo sencillo que en un país civilizado no debería llevar más de unos pocos segundos si todos los procesos estuvieran bien diseñados y sus usuarios educados para ello.
Si uno prepara el paquete en casa, sabe lo que cuesta y sólo tiene que desplazarse y depositarlo en un espacio, unos cuantos segundos deberían ser suficientes. Sin embargo esto no es así porque no se dan los factores que mencioné antes y si echamos un vistazo en twitter y buscamos «cola en correos» nos encontramos comentarios como estos:
¿Por qué tantas colas? ¿Qué tienen que ver con la educación?
Veamos algunos ejemplos de situaciones que se dan a diario para ilustrar esto:
- La señora que lleva todos los paquetes y cartas sin todos los datos.
- El señor que no tiene bolígrafo
- El que no sabe el código postal
- El que va sin sobre
- La que no lo ha embalado correctamente y se pone a hacerlo allí.
- El que no tiene el dinero justo.
- La empleada que se pone a contar su vida.
- El que no ha rellenado el impreso de certificado y en lugar de cogerlo y dejar paso hace que esperen los demás mientras rellena todos los datos.
- El empleado que no pone orden, ni prioriza, ni da instrucciones y le da igual una cola de 20 que de 50 personas.
Sobre todos estos «sobre vuela» la falta, en mi opinión, de una educación en valores ciudadanos ya que a nadie parece importarle hacer esperar al resto 5, 10 o hasta 15 minutos puesto que «ellos también han estado esperando y ahora les toca a ellos»… así no.
En cuanto al empleado: la mayoría tienen su plaza asegurada o están allí eventualmente por tanto a ninguno de los dos le suele importar hacer mejor o peor su trabajo, ni innovar, ni cambiar… su motivación o capacidad para realizar cambios es 0 y va allí sólo a pasar el tiempo, hacer lo mínimo (aunque sea mucho) y obtener un salario… así no.
No sé en qué pensará el resto de gente mientras aguarda en la cola, algunos aprovechan para leer libros, twittear, hablar por whatsapp… yo en cambio me dedico a observar al personal y me hierve la sangre ante tal demostración de indigencia intelectual, pasividad y conformismo por parte de todos.
Yo mismo he presentado varias quejas y propuestas a correos y te responden con que «lo pasarán para mejorar el servicio» pero no sirven de nada por lo mismo (plazas aseguradas, usuarios obligados ante falta de alternativa barata…)
A mi me sigue pareciendo demencial que para comprar un simple sello y enviar una carta debamos hacer una cola de 45 minutos o más.
¿Qué fue de las maquinas expendedoras de sellos y los buzones? Seguro que algún sindicalista salió diciendo que aquello quitaba puestos de trabajo, y puede que tuviera razón pero lo que hace falta son puestos de trabajo productivos, lógicos y eficaces.
¿En qué puede mejorar la educación las colas de correos?
Si hemos viajado algo nos habremos dado cuenta de que esta situación no se da en las oficinas de correos de otros países, y su sistema educativo puede tener mucho que ver, por esto creo que…
- Si los niños aprenden en un entorno colaborativo en lugar de competitivo sabrán valorar el tiempo de los demás y harán lo posible para no hacer perder el tiempo a nadie.
- Si el sistema educativo facilitase a los niños identificar sus talentos personales y dedicarse a ellos pondrán todo su ser en mejorar su realidad, ofreciendo alternativas, propuestas de mejora…
- Si enseñamos a los niños a resolver problemas de la vida cotidiana, sabrán analizar y responder ante cualquier situación.
- Si los niños aprenden a optimizar el tiempo desarrollarán estrategias y fórmulas que permitan agilizar los procesos de trabajo y aplicarán la planificación estratégica en su día a día para aprovechar mejor su tiempo y ser más felices.
- Si dotamos a los niños con espacios de participación en donde se tenga en cuenta su opinión y puedan transformar su realidad descubrirán que un mundo mejor es posible y que cualquier pequeño paso cuenta.
- Si la metodología educativa facilitase ponerse en el lugar del otro, se evitarían conductas «egoístas» que suelen provocar malestar en los que nos rodean.
Quizá dentro de unos años podamos acudir a una oficina de correos y comprobar que «las colas de correos» son historia, mientras tanto habrá que seguir…educando-esperando-proponiendo-publicando…
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